Los padres y cuidadores suelen sentirse abrumados a la hora de administrar los medicamentos, sobre todo al inicio de la enfermedad. Compatibilizar la vida familiar con los cuidados que requiere y además hacerse cargo de la medicación del niño de forma correcta, puede parecer imposible. Pese a lo complejo que aparenta ser, la mayoría logra hacerlo posible y con mucho éxito.
El almacenamiento de todo tipo de medicamento debe estar fuera del alcance de los niños, en especial de los más pequeños.
Algunas recomendaciones:
A la hora de almacenar, también es importante conservar la temperatura indicada para cada medicamento. Alguna medicación requiere mantenerse refrigerada.
De forma general, aunque los medicamentos no requieran refrigeración y puedan mantenerse a temperatura ambiente, es importante que los guarde en lugares frescos y lejos de la luz solar.
Es importante también un almacenaje libre de polvo. Los niños pueden tener sus defensas muy bajas, por lo que hay que mantener la mayor higiene posible. Es recomendado que la medicación del paciente se mantenga en una caja plástica con tapa y limpiarla diariamente.
Administrar un medicamento requiere concentración. Con el paso del tiempo se vuelve una actividad rutinaria, lo que provoca que actuemos en modo automático, sin prestar atención a la acción. Es fundamental siempre recordar, aunque parezca repetitivo, seguir el proceso seguro de administración.
El primer paso, por norma general, siempre es la higienización de las manos. Los pasos para la administración segura son:
Una vez realizados estos pasos, se puede seguir con la administración del medicamento. Si el paciente va a tocar o recibir el medicamento con la mano, será necesario que también realice lavado de manos de forma correcta para disminuir riesgo de contraer infecciones.
Es recomendable siempre seguir estos pasos. Al inicio puede parecer demoroso, pero con la práctica se hará cada vez más fácil. Lo fundamental es recordar que es un proceso que requiere de atención y que debe realizarse con mucho cuidado.
Si existe algún medicamento que deba ser administrado durante la noche, es recomendable dejar la dosis preparada previo a entrar en la habitación para asegurar que sea la adecuada.
Para conocer más acerca de los distintos medicamentos y sus cuidados, visite Medicamentos en el cáncer.
Los medicamentos pueden venir en diferentes presentaciones. Los fármacos vía oral existen en comprimidos o pastillas, cápsulas, polvos, jarabes y ampollas. La forma a utilizar depende de las propias características del medicamento, de la cantidad y la indicación médica.
Algunos fármacos tienen presentaciones pediátricas, a los que les agregan endulzantes para ayudar en el sabor. Pueden resultar de mucho mayor costo. Es posible que no todos los medicamentos sean agradables para el niño, por lo que es importante buscar estrategias que lo ayuden en el proceso.
Es importante considerar, además, las preferencias del paciente. Algunos niños prefieren pastillas completas y otros diluidas.
Antes de moler o diluir cualquier medicamento, es importante consultar con el equipo médico si el remedio se puede modificar.
Otra buena recomendación es ajustar los horarios de los medicamentos a la rutina del niño para así evitar despertarlo en la noche.
Es posible que su hijo se resista a tomar los medicamentos, sobre todo si son amargos o abundantes. En los más pequeños puede ser una verdadera dificultad y es habitual que eso genera ansiedad en los padres.
Es fundamental que, pese a la ansiedad, hay que buscar estrategias que permitan llevar a cabo el proceso con éxito. No deje de dar un medicamento por su cuenta, ya que la suspensión de un fármaco puede tener graves consecuencias en el tratamiento.
Si tiene muchas, dificultades converse con su equipo de atención. En ocasiones existen otras presentaciones del fármaco o una forma distinta de asegurar el tratamiento, como la instalación de una sonda nasogástrica que, pese a lo duro que pueda parecer, en muchas ocasiones es una gran aliada y permite ayudar a los niños en etapas más difíciles.
Algunas recomendaciones:
Una vez administrado el medicamento de forma correcta, debe realizar lavado de manos y anotar en algún cuaderno o calendario su administración para así llevar un control de los medicamentos y horarios. Este proceso se le denomina registro y es importante que lo incorpore en la rutina
Es posible que en alguna ocasión su hijo vomite después de haber recibido algún fármaco. Esto puede ser producto del propio medicamento, por causa de alguna infección estomacal o sensibilidad post quimioterapia.
Si se presenta de forma frecuente, sobre todo con un medicamento, es importante que se lo comunique al equipo de salud. Existen medicamentos que pueden darse previamente para controlar las náuseas y vómitos.
En los casos en que el vómito es persistente y el niño no tolera ningún medicamento, lo más probable es que esté con una infección estomacal, por lo que debe consultar con su equipo de atención de salud. Si el niño además está con mucositis intensa, puede requerir el manejo de medicación endovenosa o la instalación de una SNG (sonda nasogástrica).
En ocasiones, el vómito puede darse de forma aislada, en estos casos la mayoría de los centros tienen protocolos. En algunos lugares se considera que, si el niño vomita después 1 hora de haber recibido la medicación, ésta no se debe repetir porque ya debe estar digerida. Sin embargo, esto puede variar mucho con la condición del niño, por lo que pregúntele directamente a su equipo qué medidas tomar en esos casos.
Existe la posibilidad de que su hijo se vaya de alta con sonda nasogástrica (SNG), para ayudarlo en su alimentación y medicamentos. Si éste es su caso, necesitará moler y diluir los medicamentos previamente. Además, antes y después de usar la sonda, será necesario probarla para confirmar que ésta se encuentre funcionando de manera adecuada, pasando agua por ella. Puede revisar cuidados del niño con sonda nasogástrica.
Es importante desechar o eliminar los medicamentos de forma segura. Una de las mejores formas es llevar los medicamentos a su farmacia para que ésta los pueda eliminar de forma segura.
Esto se debe realizar cuando:
Para esto, siga los siguientes pasos:
NO tire los medicamentos por el inodoro, a menos que se le indique lo contrario. Esto porque pueden generar contaminación en el agua y enfermar a otras personas.
Una vez que se esté de alta, existe una alta probabilidad que se deba administrar algún medicamento que requiera control de niveles sanguíneos.
Cada medicamento funciona de mejor forma si existe un nivel determinado en el organismo. Si el nivel es demasiado bajo, el medicamento no está cumpliendo su función, por lo que será necesario aumentar la dosis. Si, por el contrario, los niveles se encuentran altos, éstos podrían causar daño para el paciente.
La dosis correcta del medicamento dependerá de diferentes factores, incluidos la edad, peso y la enfermedad o síntoma que se está tratando.
Controlar estos medicamentos ayudará al equipo médico a asegurarse de que la dosis sea la adecuada para cumplir con lo que se requiere.
No todos los medicamentos requieren medir niveles. Esto puede ser porque el medicamento es seguro y funciona de forma correcta en un amplio rango de dosis, o porque el medicamento actúa para un síntoma en la que su variación se usa para medir si la dosis es la adecuada. Un ejemplo de esto es el manejo de la hipertensión.
Lo usual al controlar niveles de un medicamento, es el monitoreo previo a la dosis. Esto quiere decir que el equipo de enfermería le deberá tomar una muestra de sangre antes que usted le administre la dosis correspondiente a un determinado día. El día seleccionado será indicado por las enfermeras a cargo.