Es un tipo de cáncer que se desarrolla desde las células plasmáticas, las que están presentes en la médula ósea. Las células plasmáticas son un tipo de glóbulo blanco que participa en el sistema inmune del organismo. Se puede presentar en un hueso (donde se denomina plasmocitoma) o en varios donde se denomina mieloma múltiple).
El mieloma, en general, produce síntomas cuando está en un estado avanzado. Rara vez produce síntomas en una fase inicial.
Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar un mieloma son:
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, debe acudir a un médico para que descarte un mieloma. El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes para confirmar la sospecha de un mieloma.
Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de un mieloma. Entre los principales están:
Lamentablemente, no hay una manera específica de evitar que una persona sufra de mieloma.
No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para cáncer de mieloma múltiple.
Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar un mieloma son:
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte un mieloma.
En caso que su médico sospeche un mieloma, puede solicitar los siguientes exámenes, para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento:
En caso que su médico sospeche un mieloma, puede solicitar los siguientes exámenes, para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento:
El conjunto de estos exámenes (algunos o todos los mencionados), permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el resultado de los exámenes de sangre y el compromiso óseo, el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II, III, donde la etapa I es la más precoz y la III la más avanzada y de peor pronóstico).
Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas reunidos en un Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él.
Existen varias formas para tratar un mieloma. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.
Los tratamientos más importantes para el mieloma son: quimioterapia, radioterapia, bifosfonatos, trasplante de médula ósea, inmunoterapia y terapia dirigida.
Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.
En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio, donde se realizará el diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento.
Gracias a la última actualización de copago 0, de aquello que sí cubre el GES ahora tendrán cobertura en el 100% de sus costos en todas sus atenciones en el sistema público de salud: AUGE/GES, urgencias que requieren hospitalización, medicamentos, prótesis, tratamientos odontológicos y de salud mental, programas especiales (cirugía bariátrica, fertilización in vitro), entre otros. Con esta medida, las personas ya no tendrán que pagar copago del 10% (en el caso del tramo C), ni del 20% (en el caso del tramo D) de las prestaciones recibidas. Al igual que los tramos A y B, las atenciones serán gratuitas en consultorios, hospitales, entre otros.
En el caso de ser un paciente Isapre, esta institución definirá el prestador al que el paciente será derivado, para recibir las prestaciones de diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento. El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud o por el CAEC (seguro catastrófico), el que debe ser activado por el paciente. Ir a tipos de coberturas
Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.
En el caso del mieloma, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.