Priscila Catalán

Mientras Priscila Catalán caminaba al hospital para buscar su primera pastilla, las palabras de su diagnóstico resonaban una y otra vez en su cabeza.
Mientras Priscila Catalán caminaba al hospital para buscar su primera pastilla, las palabras de su diagnóstico resonaban una y otra vez en su cabeza.

Sobreviviente de cáncer de mama.

#CONSEJOSCARE | 18 de agosto de 2022. Mientras Priscila Catalán caminaba al hospital para buscar su primera pastilla, las palabras de su diagnóstico resonaban una y otra vez en su cabeza. Más que caminar, estaba flotando. Su cuerpo no se podía conectar con la tierra, lo que el doctor le acababa decir la dejó totalmente en el aire: “cáncer de mama, etapa 1”. No se lo esperaba, no había tenido ningún síntoma y, sin embargo, ahora figuraba camino al hospital para que le entregaran su primera dosis de tamoxifeno, la que ayudaría a que su cáncer no avanzara. Ese día decidió ir sola a la consulta; sus padres se ofrecieron a acompañarla, pero jamás pensó que tendría algo grave.

Pasaron 5 días y, mientras hacía clases en IV° Medio, recibió una llamada del hospital. Salió para hablar más tranquila, pero las noticias no eran lo que esperaba: su mama derecha debía ser extirpada completamente. No quería volver a la sala, no entendía por qué le estaba pasando esto. “Lo único que deseaba era que mis papás me abrazaran, los abrazos de los padres reconfortan el alma”, cuenta.

En octubre se realizó su mastectomía y le extirparon 5 ganglios. Luego de 10 días, le retiraron el drenaje y la matrona le dijo: “Le aconsejo que se vea ahora”. Priscila lloró mucho, pero a los pocos días recibiría una noticia que le quitaría esa tristeza: no tenía que hacer quimioterapia, ni radioterapia. Nuevos abrazos y lágrimas junto a sus padres, pero, esta vez, de alegría.

Ahora Priscila está a la espera de su control en abril, donde iniciará su etapa de reconstrucción mamaria. En estos días ha reflexionado sobre su proceso; a veces se siente triste, pero lo supera gracias a sus cercanos que la apoyan y la alientan a seguir. “Aún me cuesta mirarme, a veces olvido que falta una parte de mi cuerpo, otras veces me apeno. Estoy intentando hacerme amiga de mi “herida”, la que me recuerda que la vida es un hermoso regalo de Dios”.

Priscila nos deja un gran #ConsejoCare: “Agradecer a Dios por cada momento vivido. Si nos tocó pasar este proceso él sabe que somos capaces de enfrentarlo. Cada lágrima derramada, tarde o temprano, se transforma en una bella sonrisa”.

¡Gracias @priscila.catalan.soto! 💙