Luz María Araos

"El pelo se cae pero crece; tu cuerpo cambia pero estás viva; todo esto se supera, levantándose cada día".
"El pelo se cae pero crece; tu cuerpo cambia pero estás viva; todo esto se supera, levantándose cada día".

Tres horas se demorarían en estar los resultados de la mamografía de Luz María, decidió entonces ir a almorzar. Se extrañó tanto cuando, tan solo 30 minutos después, la llamaron desde el centro donde se la había hecho: ya tenían sus resultados, pero no eran buenas noticias.

Vive en Algarrobo y para hacerse el examen viajó a Santiago especialmente. Volver a su casa con la incertidumbre de qué tenía no era opción. Llamó y llamó y, por suerte, esa misma tarde consiguió ir al ginecólogo.

“Las vueltas de la vida”, pensó Luz María en su camino al ginecólogo. Si no le hubiera comentado a su compañera de trabajo del bulto que sintió cerca del pezón izquierdo en la ducha, quizás cuándo hubiera decidido ir a hacerse la mamografía.

El ginecólogo inmediatamente la derivó a un oncólogo, quien le dio su diagnóstico final: cáncer de mama, etapa 3. Luz María no se asustó al escuchar la palabra cáncer, es más, no bajó la guardia: “Puse el pecho a balas, siempre he sido así: demasiado fuerte para mi gusto”.

Empezó entonces el camino por el cáncer junto a su familia, siempre a su lado siendo un pilar fundamental: “Mis padres me dieron un apoyo incondicional y cariño durante todo el proceso que fue lento, pero seguro”.

Durante 8 meses, Luz María viajó casi todos los días desde Algarrobo a Valparaíso para hacerse 8 ciclos de quimioterapia y 20 sesiones de radioterapia. Agotadores, pero constructivos es cómo recuerda esos viajes. Constructivos por todas las historias que compartió y conoció después de tantas horas sentada en el sillón de quimioterapia. Muchas de esas historias fueron las que la impulsaron a seguir adelante.

Gracias a esa fuerza que siempre la ha acompañado y al amor y cariño de su familia, es que Luz María pudo salir adelante, aunque su cuerpo quedó con efectos secundarios que siempre le recordarán ese camino del cáncer: neuropatía periférica (dolor y calambres en manos y piernas). “El pelo se cae pero crece; tu cuerpo cambia, pero estás viva; todo esto se supera, levantándose cada día. Hay que reír y amar, contar hasta mil y seguir adelante, porque la vida cambia, pero la esencia es la que queda”.

¡Gracias @coty1963 por tu testimonio! 💙