Es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático. Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos linfáticos (ganglios, piel, médula ósea, amígdalas, entre otros ), el que puede afectar a zonas delimitadas del cuerpo y, en etapas más avanzadas, comprometer varias zonas del organismo en simultáneo.
Es un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfático. Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos linfáticos (ganglios, piel, médula ósea, amígdalas, entre otros ), el que puede afectar a zonas delimitadas del cuerpo y, en etapas más avanzadas, comprometer varias zonas del organismo en simultáneo.
Hay dos tipos principales de linfoma:
Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar de un Linfoma son:
En algunas ocasiones puede ser encontrado de manera incidental en una ecografía o TAC solicitados por otra razón.
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, se debe acudir a un médico para que descarte un linfoma. El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes para confirmar la sospecha de un linfoma.
Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de linfoma. Entre los principales están:
Se puede disminuir el riesgo de padecer un linfoma si se evitan algunos de los factores de riesgo mencionados (sobrepeso, infecciones). Sin embargo, en gran parte de los casos el linfoma no es prevenible.
No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para el linfoma.
Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar un linfoma son:
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte un linfoma.
En caso que el médico sospeche un linfoma, puede solicitar los siguientes exámenes para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento. Este proceso se denomina Etapificación.
En caso que el médico sospeche un linfoma, puede solicitar los siguientes exámenes, para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento. Este proceso se denomina Etapificación.
El conjunto de estos exámenes (algunos o todos los mencionados), permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el número de ganglios comprometidos y en que ubicación se encuentran, más la presencia de invasión de la médula ósea u otros órganos, el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II, III ó IV, donde la etapa I es la más precoz y la IV la más avanzada y de peor pronóstico).
Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas reunidos en el Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él.
Existen varias formas para tratar un linfoma. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.
Los tratamientos más importantes para el linfoma son: quimioterapia, radioterapia, trasplante de médula ósea, inmunoterapia y terapia dirigida.
Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios entre ellos. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.
El linfoma es una patología considerada dentro de las Garantías Explicitas en Salud GES. A ellas pueden acceder personas afiliadas a FONASA o ISAPRE de 15 años y más con sospecha, diagnóstico o reaparición de cáncer por linfoma, desde la sospecha realizada por un/a profesional médico/a.
En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio: CESFAM, CECOF o Consultorio para sospecha y en Centro de Diagnóstico Terapéutico (CDT), Centro de Referencia de Salud (CRS) u Hospital para diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Los costos asociados están cubiertos en un 100% en la red pública.
En el caso de ser un paciente ISAPRE, esta institución definirá el Centro Médico Privado o Clínica Privada al que será derivado. Los afiliados a ISAPRE pagan el 20% de la prestación -según el arancel de referencia disponible en cada ISAPRE –. Además, puede solicitar la Cobertura Adicional para Enfermedades Catastróficas CAEC, cuya activación debe ser iniciada por el paciente.
Para los afiliados de FONASA o ISAPRE, GES cubre desde la sospecha, hasta el diagnóstico, tratamiento y seguimiento. Los tiempos de espera asociados a estas garantías son iguales tanto para FONASA como para ISAPRE, los cuales se describen a continuación:
Las personas aseguradas en los Sistemas de Salud Previsional de las Fuerzas Armadas (CAPREDENA) y de Orden y Seguridad Pública y Gendarmería de Chile (DIPRECA) tienen cobertura en las prestaciones de salud disponibles en su red asistencial.
Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.
En el caso del linfoma, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.