Leucemia

Si sientes temor por el diagnóstico o tratamiento que tu médico de cabecera te entregó en relación a tu cáncer y necesitas que un segundo experto te dé una opinión al respecto, entonces esta ayuda de Care te servirá.

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Es un tipo de cáncer que se desarrolla en la sangre, particularmente desde los glóbulos blancos. Consiste en el crecimiento anormal y sin control de los leucocitos (o glóbulos blancos), desplazando por lo tanto a las células normales de la sangre. Estas células anormales se denominan blastos.

Hay muchos tipos de leucemia. En general, se clasifican según su velocidad de crecimiento (si es rápido, se llama aguda, si es lento, se denomina crónica) o por el tipo de célula comprometida (mieloide o linfocítica).

 

Las leucemias se pueden dividir en dos tipos principales:

 

  • Leucemia Aguda: es la más común. En un corto lapso de tiempo se producen millones de células malignas denominadas blastos, invadiendo al sistema circulatorio y otros órganos. 

 

La leucemia aguda es una urgencia oncológica, ya que puede provocar la muerte en caso de no ser tratada a tiempo. Sin embargo, con los tratamientos disponibles actualmente, en base a quimioterapia, radioterapia y trasplante de médula ósea, gran parte de los pacientes logran curarse de la enfermedad. 

 

  1. Leucemia Crónica: también se producen células tipo blastos, pero en un ritmo lento, el cual se mantiene controlado con quimioterapias o tratamientos biológicos específicos. Gracias a ello, los pacientes portadores de esta enfermedad pueden vivir muchos años, mientras reciban este tratamiento.

Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar de una leucemia son:

 

  • Anemia (por disminución de los glóbulos rojos).
  • Infecciones (por disminución de los glóbulos blancos normales).
  • Sangramiento (por disminución de las plaquetas). Puede ser en forma de hemorragias, petequias (puntitos rojos en la piel) o moretones.
  • Fiebre.
  • Cansancio.
  • Dolor óseo.
  • Baja de peso.
  • Ganglios inflamados.
  • Aumento de volumen en abdomen.

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, se debe acudir a un médico para que descarte una leucemia. El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes para confirmar la sospecha de un linfoma.

Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de una leucemia.  Entre los principales están:

 

  • Exposición a la radiación.
  • Exposición al benceno.
  • Infecciones virales (HTLV-1 y Epstein-Barr).
  • Síndromes genéticos (Síndrome de Down, síndrome de Klinefelter, anemia de Fanconi, síndrome de Bloom, ataxia-telangiectasia, neurofibromatosis, síndrome de Li-Fraumeni).
  • Envejecimiento.
  • Raza afroamericana.
  • Sexo masculino.
  • Antecedente de leucemia en hermano gemelo.

Lamentablemente, no hay una manera específica de evitar que una persona sufra de leucemia, excepto evitando la radiación de manera innecesaria.

No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para la leucemia.

Los síntomas más frecuentes que pueden hacer sospechar una leucemia son:

  • Anemia (por disminución de los glóbulos rojos)
  • Infecciones (por disminución de los glóbulos blancos normales)
  • Sangramiento (por disminución de las plaquetas). Puede ser en forma de hemorragias, petequias (puntitos rojos en la piel) o moretones.
  • Fiebre
  • Cansancio
  • Dolor óseo
  • Baja de peso
  • Ganglios inflamados
  • Aumento de volumen en abdomen

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte una leucemia.

En caso que el médico sospeche una leucemia, puede solicitar los siguientes exámenes, para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento: 

 

  • Hemograma: en el caso de una leucemia, se observa un aumento importante de glóbulos blancos inmaduros, llamados blastos.
  • Perfil bioquímico, para revisar la función renal, calcio, potasio, sodio y otros elementos de la sangre.
  • Mielograma, el que consiste en aspirar células desde la médula ósea para su análisis.
  • Biopsia de médula ósea, el que consiste en obtener un trozo pequeño de hueso para su análisis (en búsqueda de glóbulos blancos anormales).
  • Punción lumbar, para detectar presencia de blastos en el líquido cefalorraquídeo.
  • Pruebas de laboratorio específicas para leucemia: muestra de sangre, biopsia de médula ósea o líquido cefalorraquídeo.
  • Exámenes de imagen (radiografía, TAC o RNM), según los síntomas del paciente.

En caso que el médico sospeche una leucemia, puede solicitar los siguientes exámenes para determinar el tipo, el grado de compromiso y proponer un tratamiento. 

 

  • Hemograma: en el caso de una leucemia, se observa un aumento importante de glóbulos blancos inmaduros, llamados blastos.
  • Perfil bioquímico, para revisar la función renal, calcio, potasio, sodio y otros elementos de la sangre.
  • Mielograma, el que consiste en aspirar células desde la médula ósea para su análisis.
  • Biopsia de médula ósea, el que consiste en obtener un trozo pequeño de hueso para su análisis (en búsqueda de glóbulos blancos anormales).
  • Punción lumbar, para detectar presencia de blastos en el líquido cefalorraquídeo.
  • Pruebas de laboratorio específicas para leucemia: muestra de sangre, biopsia de médula ósea o líquido cefalorraquídeo.
  • Exámenes de imagen (radiografía, TAC o RNM), según los síntomas del paciente.

El conjunto de estos exámenes (algunos o todos los mencionados), permiten determinar qué tipo de leucemia presenta el paciente.

 

Al tener el diagnóstico y tipo de leucemia, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas reunidos en el Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él. 

Existen varias formas para tratar una leucemia. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.

 

Los tratamientos más importantes para la leucemia son: quimioterapia,  radioterapia, trasplante de médula ósea,  inmunoterapia y terapia dirigida.

 

  1. Quimioterapia: consiste en la entrega de drogas por vía endovenosa o en comprimidos orales, las que llegan a todo el organismo y ataca a las células tumorales. La quimioterapia es aplicada en ciclos y puede durar varios meses. En general, se entrega una mezcla de drogas. También se puede administrar en el líquido cefalorraquídeo, si la enfermedad compromete el Sistema Nervioso Central. 

 

En general, se entrega en tres fases por un tiempo de varios meses:

 

-La primera fase se llama inducción. Su objetivo es limpiar la sangre de todas las células leucémicas. Por lo general, recibe 3 ó más medicamentos de quimioterapia durante aproximadamente un mes y es posible que deba pasar parte de este tiempo en el hospital. 

 

-La segunda fase se llama consolidación. Su objetivo es matar las células leucémicas sobrantes y evitar que la leucemia regrese. Este tratamiento a menudo se administra durante varios meses. A veces, puede incluir un trasplante de células madre.

 

-La tercera fase se llama mantención, el que se realiza para ayudar a evitar que la leucemia vuelva. Utiliza dosis más bajas de medicamentos de quimioterapia administrados durante aproximadamente 2 años.

 

  1. Radioterapia: consiste en destruir las células cancerosas con rayos X, administrados por una máquina llamada acelerador lineal. En el caso de la leucemia, se usa para erradicar células del cerebro o testículos y para preparar un trasplante de médula ósea.

 

  1. Trasplante de médula ósea: consiste en eliminar las células cancerígenas, a través de quimioterapias muy agresivas y radioterapia, para después administrar células sanas, las que permitirán recuperar las células precursoras hematológicas. 

 

  1. Inmunoterapia: consiste en administrar medicamentos que refuerzan el sistema inmunológico y que permite este ataque a las células cancerosas.

 

  1. Terapia dirigida: consiste en entregar algunas drogas que atacan directamente a las células tumorales, según algunas proteínas presentes en su superficie. Es un tratamiento complementario a la quimioterapia.

Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios distintos. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.

 

  1. Quimioterapia: puede producir caída del pelo, fatiga, náuseas y vómitos, dolor abdominal, entre otros. En general son efectos transitorios y que pueden ser prevenidos con medicamentos durante los ciclos o con medicamentos en los días posteriores.

 

  1. Radioterapia: puede producir irritación de la piel y diferentes síntomas según la zona anatómica que se trate.

a leucemia es una enfermedad cubierta por el GES. 

 

En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio, donde se realizará el diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento. 

Gracias a la última actualización de copago 0, de aquello que sí cubre el GES ahora tendrán cobertura en el 100% de sus costos en todas sus atenciones en el sistema público de salud: AUGE/GES, urgencias que requieren hospitalización, medicamentos, prótesis, tratamientos odontológicos y de salud mental, programas especiales (cirugía bariátrica, fertilización in vitro), entre otros. Con esta medida, las personas ya no tendrán que pagar copago del 10% (en el caso del tramo C), ni del 20% (en el caso del tramo D) de las prestaciones recibidas.  Al igual que los tramos A y B, las atenciones serán gratuitas en consultorios, hospitales, entre otros.

  • Si eres Fonasa tramo A , B, C o D: tendrás copago 0 por las atenciones recibidas. Es decir, cobertura del 100 % de los costos en aquello que está incluido en la canasta GES.

 

En el caso de ser un paciente Isapre, esta institución definirá el prestador al que el paciente será derivado para recibir las prestaciones de diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento.  El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud o por el CAEC (seguro catastrófico), el que debe ser activado por el paciente. Link a página de administración 

Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.

 

En el caso de la leucemia, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.