Lo primero que pensó Catalina era que estaba exagerando: “Cuando uno no tiene nada de cercanía con la palabra cáncer, sin antecedentes familiares, salud siempre súper sana; piensas que eso jamás te pasará. Lo primero fue negación total y pensar de que era un error”, recuerda. Luego, ya empezó a aceptarlo y a aterrizar. “Bueno ya, aquí estamos embarcados. Aunque haya casi nada de información, acá vamos”. Y entonces empezó el tratamiento: primero inducción para el trasplantes, 8 ciclos de quimioterapia y ya luego el trasplante. El no conocer detalles de su enfermedad, opciones de tratamientos, ni cómo era un trasplante de médula; se sentía muy nerviosa. Fue entonces cuando decidió crear la Fundación Mieloma Chile, para generar una red de pacientes, incidir en políticas públicas y unir fuerzas para apoyar a quienes padecían mieloma múltiple. “Normalizamos el no pedir ayuda, a que podemos solos por la vida, pero pedir ayuda es ser humano, así que quise poner mis herramientas profesionales a disposición de otros, porque la red de apoyo es fundamental para sobrellevar el cáncer”, dice Catalina.
“En el proceso sientes que te estás reseteando, y es como volver a nacer. No solo te estás sanando, sino también te reeplanteas tu vida. Se conversa poco de lo mortal que es el ser humano. El cáncer es una oportunidad de disfrutar la vida”, son las sabias palabras y consejo de Catalina.