Es el tipo de cáncer que se desarrolla en la vesícula biliar o en las vías biliares (conducto intrahepático, extrahepático o colédoco).
Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos de la vesícula biliar o de las vías biliares, el que puede afectar localmente y, en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo.
Es el tipo de cáncer que se desarrolla en la vesícula biliar o en las vías biliares (conducto intrahepático, extrahepático o colédoco).
Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos de la vesícula biliar o de las vías biliares, el que puede afectar localmente y, en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo.
En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas, tales como:
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, se debe acudir a un médico para que descarte un cáncer. El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes.
Otra forma de presentación es el hallazgo de un tumor de la vesícula biliar en una ecografía hecha por colelitiasis (cálculos de la vesícula) o en la biopsia de una vesícula después de una cirugía de colelitiasis.
Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de estas enfermedades. Entre los principales están:
e puede disminuir el riesgo de padecer un cáncer de vesícula y de vías biliares si se evitan algunos de los factores de riesgo mencionados:
No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para el cáncer de vesícula biliar o vías biliares. Sin embargo, existe la cobertura de GES para el diagnóstico de cálculos biliares para personas entre 35 y 49 años, con sospecha de colelitiasis. Si se confirma esta enfermedad, el GES también asegura el tratamiento quirúrgico, muy importante para prevenir un cáncer de vesícula o vías biliares en el futuro.
En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas tales como:
En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte un cáncer de esófago.
Otra forma de presentación es el hallazgo de un tumor de la vesícula biliar en una ecografía hecha por colelitiasis (cálculos de la vesícula) o en la biopsia de una vesícula después de una cirugía de colelitiasis.
En caso que su médico sospeche un cáncer de vesícula biliar y vías biliares, puede solicitar los siguientes exámenes:
El cáncer de vesícula y vías biliares produce síntomas cuando crece e invade localmente órganos vecinos.
En caso que el médico sospeche un cáncer de vesícula biliar y vías biliares, puede solicitar los siguientes exámenes:
El conjunto de estos exámenes (algunos o todos los mencionados), permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el tamaño del tumor y compromiso de estructuras vecinas, la presencia de ganglios comprometidos y otros órganos con metástasis; el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II, III ó IV), donde la etapa I es la más precoz y la IV la más avanzada y de peor pronóstico.
Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas reunidos en un Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él.
Existen varias formas para tratar un cáncer de vesícula y vías biliares. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.
Los tratamientos más importantes para el cáncer de vesícula biliar y vías biliares son: cirugía, radioterapia y quimioterapia.
En pacientes ya operados, el Comité Oncológico decidirá si entregar quimioterapia posterior a ella, dependiendo del resultado de la biopsia quirúrgica. También es el tratamiento de elección en pacientes con metástasis en otros órganos, como opción paliativa.
Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante le explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.
El cáncer de vesícula y vías biliares no es una enfermedad cubierta por el GES.
En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio, donde se realizará el diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento.
Gracias a la última actualización de copago 0, de aquello que sí cubre el GES ahora tendrán cobertura en el 100% de sus costos en todas sus atenciones en el sistema público de salud: AUGE/GES, urgencias que requieren hospitalización, medicamentos, prótesis, tratamientos odontológicos y de salud mental, programas especiales (cirugía bariátrica, fertilización in vitro), entre otros. Con esta medida, las personas ya no tendrán que pagar copago del 10% (en el caso del tramo C), ni del 20% (en el caso del tramo D) de las prestaciones recibidas. Al igual que los tramos A y B, las atenciones serán gratuitas en consultorios, hospitales, entre otros.
En el caso de ser un paciente Isapre, esta institución definirá el prestador al que el paciente será derivado para recibir las prestaciones de diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento. El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud o por el CAEC (seguro catastrófico), el que debe ser activado por el paciente. Ir a tipos de coberturas
Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.
En el caso del cáncer de vesícula biliar y vías biliares, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.