Cáncer de vesícula y vías biliares

Si sientes temor por el diagnóstico o tratamiento que tu médico de cabecera te entregó en relación a tu cáncer y necesitas que un segundo experto te dé una opinión al respecto, entonces esta ayuda de Care te servirá.

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Es el tipo de cáncer que se desarrolla en la vesícula biliar o en las vías biliares (conducto intrahepático, extrahepático o colédoco).

 

 

Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos de la vesícula biliar o de las vías biliares, el que puede afectar localmente y, en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo.

Es el tipo de cáncer que se desarrolla en la vesícula biliar o en las vías biliares (conducto intrahepático, extrahepático o colédoco).

 

 

Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos de la vesícula biliar o de las vías biliares, el que puede afectar localmente y, en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo.

En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas, tales como:

 

  • Dolor abdominal.
  • Ictericia (color amarillo de piel o de los ojos).
  • Coluria (orina oscura del color del té cargado).
  • Acolia (deposiciones blancas).
  • Baja de peso.

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, se debe acudir a un médico para que   descarte un cáncer.  El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes.

 

Otra forma de presentación es el hallazgo de un tumor de la vesícula biliar en una ecografía hecha por colelitiasis (cálculos de la vesícula) o en la biopsia de una vesícula después de una cirugía de colelitiasis.

Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de estas enfermedades.  Entre los principales están:

 

  • Cálculos a la vesícula (llamada colelitiasis).
  • Vesícula en porcelana (consiste en la calcificación de las paredes de la vesícula).
  • Sexo femenino.
  • Obesidad.
  • Edad avanzada.
  • Factores raciales o étnicos (latinos y asiáticos).
  • Quistes del colédoco.
  • Pólipos en la vesícula biliar.
  • Defecto de las vías biliares, con reflujo de jugo pancreático hacia sistema biliar.
  • Antecedente de fiebre tifoidea.

e puede disminuir el riesgo de padecer un cáncer de vesícula y de vías biliares si se evitan algunos de los factores de riesgo mencionados:

 

  • El principal es la cirugía que extirpa la vesícula biliar en las personas que tienen cálculos. Esta es una prestación cubierta por el GES y ha permitido disminuir la cantidad de casos en Chile de manera importante en los últimos 10 años. No existe un programa de búsqueda de colelitiasis o cáncer de la vesícula y vías biliares sistemático (tamizaje o screening), por lo que es muy importante que las personas que sepan que presentan cálculos sean operados extrayendo la vesícula biliar. Esto también puede ser útil en personas que tienen vesícula en porcelana o pólipos en la vesícula.
  • Obesidad.

No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para el cáncer de vesícula biliar o vías biliares. Sin embargo, existe la cobertura de GES para el diagnóstico de cálculos biliares para personas entre 35 y 49 años, con sospecha de colelitiasis. Si se confirma esta enfermedad, el GES también asegura el tratamiento quirúrgico, muy importante para prevenir un cáncer de vesícula o vías biliares en el futuro.

En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas tales como:

 

  • Dolor abdominal
  • Ictericia (color amarillo de piel o de los ojos)
  • Coluria (orina oscura del color del té cargado)
  • Acolia (deposiciones blancas)
  • Baja de peso

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que   descarte un cáncer de esófago. 

Otra forma de presentación es el hallazgo de un tumor de la vesícula biliar en una ecografía hecha por colelitiasis (cálculos de la vesícula) o en la biopsia de una vesícula después de una cirugía de colelitiasis.

En caso que su médico sospeche un cáncer de vesícula biliar y vías biliares, puede solicitar los siguientes exámenes: 

 

  • Exámenes de sangre para evaluar la función del hígado, el nivel de bilirrubina en la sangre y marcadores tumorales (como CA 19-9).
  • Ecografía abdominal, para evaluar vías biliares, vesícula, hígado y páncreas. 
  • Tomografía computarizada (TAC) de tórax y abdomen para evaluar la presencia de un tumor en alguna estructura y si ha invadido órganos vecinos, así como la presencia de metástasis en ganglios cercanos, pulmones o hígado.
  • Resonancia nuclear magnética de abdomen (RNM), el que permite definir con exactitud el tamaño y forma del tumor y evaluar si hay compromiso del hígado. En ocasiones se solicita una colangio-RNM, el que permite definir con exactitud el compromiso de las vías biliares y definir si el paciente puede ser operado.
  • ERCP, endoscopía de las vías biliares, el que permite extraer cálculos, instalar prótesis biliares para manejar la obstrucción o tomar una biopsia.
  • Laparoscopía, la que consiste en una cirugía que permite observar el interior del abdomen con una cámara de televisión y ver si hay metástasis y planificar la cirugía. 
  • PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El cáncer de vesícula y vías biliares produce síntomas cuando crece e invade localmente órganos vecinos.

 

En caso que el médico sospeche un cáncer de vesícula biliar y vías biliares, puede solicitar los siguientes exámenes: 

 

  • Exámenes de sangre para evaluar la función del hígado, el nivel de bilirrubina en la sangre y marcadores tumorales (como CA 19-9).
  • Ecografía abdominal para evaluar vías biliares, vesícula, hígado y páncreas. 
  • Tomografía computarizada (TAC) de tórax y abdomen para evaluar la presencia de un tumor en alguna estructura y si ha invadido órganos vecinos, así como la presencia de metástasis en ganglios cercanos, pulmones o hígado.
  • Resonancia nuclear magnética de abdomen (RNM), la que permite definir con exactitud el tamaño y forma del tumor y evaluar si hay compromiso del hígado. En ocasiones se solicita una colangio-RNM, el que permite definir con exactitud el compromiso de las vías biliares y definir si el paciente puede ser operado.
  • ERCP, endoscopía de las vías biliares que permite extraer cálculos, instalar prótesis biliares para manejar la obstrucción o tomar una biopsia.
  • Laparoscopía, la que consiste en una cirugía que permite observar el interior del abdomen con una cámara de televisión y ver si hay metástasis y planificar la cirugía. 
  • PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El conjunto de estos exámenes (algunos o todos los mencionados), permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el tamaño del tumor y compromiso de estructuras vecinas, la presencia de ganglios comprometidos y otros órganos con metástasis; el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II, III ó IV), donde la etapa I es la más precoz y la IV la más avanzada y de peor pronóstico.

 

Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas reunidos en un Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él. 

Existen varias formas para tratar un cáncer de vesícula y vías biliares. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.

 

Los tratamientos más importantes para el cáncer de vesícula biliar y vías biliares son: cirugía, radioterapia y quimioterapia.

 

  1. Cirugía: corresponde a la extracción completa o parcial de la vesícula y de las vías biliares, la parte del hígado contigua a la vesícula (llamada cuña hepática) y los ganglios cercanos al órgano. Hay varias formas de realizar esta cirugía, el médico tratante define cuál realizar y explica al paciente sus beneficios y riesgos. Una vez realizada la cirugía, se analiza la biopsia para determinar si el paciente requiere más tratamientos.

 

  1. Radioterapia: consiste en destruir células cancerosas con rayos de alta energía. Esta radiación se entrega en unos equipos llamados aceleradores lineales, los que irradian a distancia el abdomen. En general se hace en combinación con quimioterapia, en pacientes que presentan metástasis en los ganglios cercanos o compromiso importante de la pared de la vesícula o la cuña hepática. 

 

  • Quimioterapia: consiste en la entrega de drogas por vía endovenosa o en comprimidos orales, las que llegan a todo el organismo y ataca a las células tumorales del tumor o en las metástasis, si están presentes. La quimioterapia es aplicada en ciclos y puede durar varios meses. En general se entrega una mezcla de drogas. 

 

En pacientes ya operados, el Comité Oncológico decidirá si entregar quimioterapia posterior a ella, dependiendo del resultado de la biopsia quirúrgica. También es el tratamiento de elección en pacientes con metástasis en otros órganos, como opción paliativa.

Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante le explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.

 

  1. Cirugía: Los efectos secundarios de una cirugía de la vesícula biliar y las vías biliares son variables y no siempre ocurren. En general, los pacientes presentan dolor abdominal en los días posteriores, el que se recupera rápidamente.

 

  1. Radioterapia: mientras se aplica, puede producir, síntomas como dolor abdominal, diarrea, náuseas, vómitos y pérdida del apetito. 

 

  1. Quimioterapia: puede producir fatiga, náuseas, vómitos y dolor abdominal, entre otros. En general son efectos transitorios, los que pueden ser prevenidos con medicamentos durante los ciclos o con medicamentos en los días posteriores.

Esta patología no está considerada dentro de las Garantías Explicitas en Salud GES.

En el caso de estar afiliado a FONASA, el costo del tratamiento está cubierto en su totalidad en la red pública.

En el caso de ser un paciente ISAPRE, esta entidad definirá el prestador al que el paciente será derivado. El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud. Además, puede solicitar la Cobertura Adicional para Enfermedades Catastróficas CAEC, cuya activación debe ser iniciada por el paciente.

Las personas aseguradas en los Sistemas de Salud Previsional de las Fuerzas Armadas (CAPREDENA) y de Orden y Seguridad Pública y Gendarmería de Chile (DIPRECA) tienen cobertura en las prestaciones de salud disponibles en su red asistencial.

Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.

 

En el caso del cáncer de vesícula biliar y vías biliares, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.