Cáncer de testículo

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Es el tipo de cáncer que se desarrolla en los testículos

Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos del testículo, que puede afectar localmente al órgano y en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo, como ganglios o pulmones.

Hay dos tipos principales de cáncer testicular, denominados tipo seminoma y el no seminoma; el pronóstico y tratamiento de ambos es diferente en la mayoría de los casos.

 

Es el tipo de cáncer que se desarrolla en los testículos

Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos del testículo, que puede afectar localmente al órgano y en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo, como ganglios o pulmones.

Hay dos tipos principales de cáncer testicular, denominados tipo seminoma y el no seminoma; el pronóstico y tratamiento de ambos es diferente en la mayoría de los casos.

 

En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas tales como:

  • Aumento de volumen o tumor del testículo
  • Dolor o pesadez en la zona testicular o en la parte baja del abdomen

 

En caso que una persona presente estos síntomas, el médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes para confirmar la sospecha de un cáncer testicular.

Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de un cáncer de testículo.  Entre los principales están:

 

  • Testículo no descendido (llamado criptorquidia).
  • Antecedentes familiares de cáncer testicular.
  • Infección por VIH.
  • Historia personal de cáncer testicular (cerca de un 5% de los pacientes que han tenido este cáncer tienen riesgo de presentarlo en el otro testículo).

Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de un cáncer de testículo.  Entre los principales están:

  • Testículo no descendido (llamado criptorquidia)
  • Antecedentes familiares de cáncer testicular
  • Infección por VIH
  • Historia personal de cáncer testicular (cerca de un 5% de los pacientes que han tenido este cáncer tienen riesgo de presentarlo en el otro testículo)

No hay forma de prevenir un cáncer testicular, excepto en las personas que presentan testículo no descendido, en donde se puede realizar una cirugía para corregir esto.

No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para cáncer testicular. Se recomienda que en forma periódica los hombres se auto palpen los testículos para buscar nódulos o protuberancias anormales.

Los síntomas más frecuentes en una persona que presenta un cáncer testicular son:

  • Aumento de volumen testicular
  • Dolor testicular o de la zona abdominal baja

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte un cáncer de testículo.

En caso que su médico sospeche un cáncer testicular, puede solicitar los siguientes exámenes: 

  • Ecografía testicular.
  • Exámenes de sangre, en particular los denominados como marcadores tumorales (LDH, BHCG, AFP) para definir si se trata de un tumor tipo seminoma o no seminoma.
  • Radiografía de tórax en búsqueda de metástasis pulmonares.
  • Tomografía computarizada (TAC) de tórax, abdomen y pelvis para evaluar la presencia de metástasis en los ganglios del abdomen o metástasis en los pulmones. 
  • Biopsia del testículo en caso de sospecharse un tumor, la que en general consiste en la extirpación completa del testículo (orquiectomía).PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El cáncer de testículo produce síntomas cuando crece.

En caso que su médico sospeche un cáncer testicular, puede solicitar los siguientes exámenes:

  • Ecografía testicular
  • Exámenes de sangre, en particular los denominados como marcadores tumorales (LDH, BHCG, AFP), para definir si se trata de un tumor tipo seminoma o no seminoma.
  • Radiografía de tórax en búsqueda de metástasis pulmonares
  • Tomografía computarizada (TAC) de tórax, abdomen y pelvis para evaluar la presencia de metástasis en los ganglios del abdomen o metástasis en los pulmones
  • Biopsia del testículo en caso de sospecharse un tumor, que en general consiste en la extirpación completa del testículo (orquiectomía)
  • PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El conjunto (algunos o todos los mencionados), permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el tamaño del tumor y compromiso de las estructuras del testículo, la presencia de ganglios comprometidos y otros órganos con metástasis y el resultado de los marcadores tumorales en sangre, el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II o III, en donde la etapa I es la más precoz y la III la más avanzada y de peor pronóstico)

Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas, reunidos en una reunión llamada Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él.

Existen varias formas para tratar un cáncer testicular. El médico tratante en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.

Los tratamientos más importantes para el cáncer de testículo son la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia y el seguimiento (u observación).

La cirugía corresponde a la extracción completa o parcial del testículo con tumor. Hay varias formas de realizar esta cirugía; el médico tratante define cual realiza y explica al paciente sus beneficios y riesgos.

La quimioterapia consiste en la entrega de drogas por vía endovenosa o en comprimidos orales, que llegan a todo el organismo y ataca a las células tumorales circulantes o en las metástasis si están presentes. La quimioterapia es aplicada en ciclos y puede durar varios meses. En general se entrega una mezcla de drogas.

La radioterapia consiste en destruir las células cancerosas con rayos X, administrados por una máquina llamada acelerador lineal. En el caso del cáncer testicular, su uso para evitar una recaída de la enfermedad en los ganglios del abdomen, en gran parte de los casos.

En cada vez más casos, sobre todo en el tipo de cáncer testicular llamado seminoma, en etapa I, se ofrece un seguimiento u observación activo, en donde no se hace quimioterapia o radioterapia. Esto debido a que estos pacientes tienen muy buen pronóstico. El paciente debe comprometerse a realizarse exámenes de sangre y un TAC anual con su médico tratante.

Los tratamientos mencionados tienen efectos secundarios distintos entre ellos; a su vez algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante le explicará con mayor detalle estos efectos y como evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.

Los efectos secundarios de una cirugía de testículo son variables y no siempre ocurren. Los más frecuentes son dolor o infección de la herida operatoria.

La quimioterapia puede producir fatiga, náuseas, vómitos y dolor abdominal, entre otros. En general son efectos transitorios y que pueden ser prevenidos con medicamentos durante los ciclos o con medicamentos en los días posteriores.

La radioterapia en el abdomen puede producir fatiga, náuseas, diarrea o dolor abdominal.

El cáncer testicular es una enfermedad cubierta por el GES. En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio, en donde se realizará el diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento. El pago de las distintas prestaciones depende de tipo de cobertura FONASA que el paciente tenga (A, B, C o D)

En el caso de ser un paciente Isapre, esta institución definirá el prestador al que el paciente será derivado, para recibir las prestaciones de diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento.  El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud o por el CAEC (seguro catastrófico), que debe ser activado por el paciente.

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Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Posteriormente a ello el médico citará al paciente cada cierta cantidad de tiempo para realizar los controles de seguimiento, en donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad. En el caso del cáncer de testículo, este seguimiento dura 10 años, aunque los primeros años es frecuente para luego ser más alejado en el tiempo (una vez al año).