Cáncer de riñón

Si sientes temor por el diagnóstico o tratamiento que tu médico de cabecera te entregó en relación a tu cáncer y necesitas que un segundo experto te dé una opinión al respecto, entonces esta ayuda de Care te servirá.

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Es el tipo de cáncer que se desarrolla en los riñones.

 

 

Consiste en el crecimiento anormal de células de los tejidos del riñón, el que puede afectar localmente al órgano y, en etapas más avanzadas, producir metástasis en otras partes del cuerpo, como hueso o pulmones.

En general este cáncer no presenta síntomas hasta que ha crecido. La forma más frecuente de detección es presentar síntomas, tales como:

 

  • Sangramiento al orinar (hematuria).
  • Dolor lumbar o abdominal.
  • Masa abdominal.
  • Baja de peso.
  • Fiebre de origen desconocido.
  • Síntomas secundarios a las metástasis como dolor óseo.

 

En algunas ocasiones puede ser encontrado de manera incidental en una ecografía o TAC solicitados por otra razón.

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas,  se debe acudir a un médico para que descarte un cáncer de riñón. El médico realizará un examen físico y solicitará algunos exámenes para confirmar la sospecha de un cáncer renal.

Hay varios factores de riesgo que se asocian a la aparición de un cáncer de riñón.  Entre los principales están:

 

  • Tabaquismo.
  • Sobrepeso.
  • Hipertensión arterial.
  • Antecedentes familiares de cáncer rena.l
  • Sexo masculino.
  • Raza negra.
  • Enfermedad renal crónica avanzada (personas en diálisis, por ejemplo).

Puede disminuir el riesgo de padecer un cáncer renal si evita algunos de los factores de riesgo mencionados:

 

  • Consumo de tabaco.
  • Sobrepeso u obesidad.

No existen programas de detección precoz (tamizaje o screening) para cáncer de riñón.

Los síntomas más frecuentes en una persona que presenta un cáncer renal son:

  • Hematuria (o sangramiento al orinar)
  • Dolor abdominal o de la zona lumbar
  • Baja de peso
  • Masa abdominal o en el costado
  • Dolor secundario a metástasis (como dolor óseo)

 

En el caso de presentar uno o más de estos síntomas, Ud. debe acudir a un médico para que descarte un cáncer de riñón.

En caso que su médico sospeche un cáncer renal, puede solicitar los siguientes exámenes: 

  • Examen de orina, para buscar sangramiento o presencia de células cancerosas.
  • Exámenes para evaluar la función renal (creatinina y otros).
  • Radiografía de tórax.
  • Ecografía abdominal.
  • Tomografía computarizada (TAC) de abdomen para evaluar la presencia de un tumor renal y si ha invadido órganos vecinos.
  • Resonancia magnética de abdomen.
  • Biopsia del riñón en caso de sospecharse un tumor. En algunas ocasiones es difícil obtener una biopsia por lo que el paciente puede ser operado para ello.
  • PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El cáncer de riñón produce síntomas cuando crece e invade localmente órganos vecinos. En algunas ocasiones se detecta como hallazgo en un examen como TAC o ecografía solicitado por otras razones.

 

En caso que su médico sospeche un cáncer renal, puede solicitar los siguientes exámenes: 

  • Examen de orina, para buscar sangramiento o presencia de células cancerosas.
  • Exámenes para evaluar la función renal (creatinina y otros).
  • Radiografía de tórax.
  • Ecografía abdominal.
  • Tomografía computarizada (TAC) de abdomen, para evaluar la presencia de un tumor renal y si ha invadido órganos vecinos.
  • Resonancia magnética de abdomen.
  • Biopsia del riñón en caso de sospecharse un tumor. En algunas ocasiones es difícil obtener una biopsia, por lo que el paciente puede ser operado para ello.
  • PET-CT para detectar lesiones en cualquier parte del cuerpo.

El conjunto (algunos o todos los mencionados) de estos exámenes, permiten determinar en qué etapa está la enfermedad. Según el tamaño del tumor y compromiso del riñón y órganos vecinos, la presencia de ganglios comprometidos y otros órganos con metástasis, el paciente es clasificado en las distintas etapas del cáncer (I, II, III ó IV, donde la etapa I es la más precoz y la IV la más avanzada y de peor pronóstico).

 

Al tener la etapa de la enfermedad, el médico tratante, en conjunto con otros especialistas, reunidos en el Comité Oncológico, definirán el mejor tratamiento específico para el caso y podrá definir el pronóstico probable de él. 

Existen varias formas para tratar un cáncer renal. El médico tratante, en conjunto con el Comité Oncológico, definirán la mejor opción para cada paciente.

 

Los tratamientos más importantes para el cáncer de riñón son: cirugía, radioterapia, quimioterapia,  inmunoterapia y terapia dirigida.

 

  1. Cirugía: corresponde a la extracción completa o parcial del riñón. Hay varias formas de realizar esta cirugía, el médico tratante define cuál realiza y explica al paciente sus beneficios y riesgos.

 

  1. Radioterapia: consiste en destruir las células cancerosas con rayos X, administrados por una máquina llamada acelerador lineal. En el caso del cáncer renal, su uso es frecuente en casos paliativos, por ejemplo, para irradiar metástasis óseas o al cerebro.

 

  1. Quimioterapia: consiste en la entrega de drogas por vía endovenosa o en comprimidos orales, los que llegan a todo el organismo y ataca a las células tumorales en el riñón o en las metástasis, si están presentes. La quimioterapia es aplicada en ciclos y puede durar varios meses. En general se entrega una mezcla de drogas. 

 

  4.Inmunoterapia: consiste en administrar medicamentos que refuerzan el sistema inmunológico y que permite este ataque a las células cancerosas.

 

  1. Terapia dirigida: consiste en entregar algunas drogas que atacan directamente a las células tumorales, según algunas proteínas presentes en su superficie. Es un tratamiento complementario a la quimioterapia.

Los tratamientos mencionados tienen distintos efectos secundarios. Algunos son inmediatos (agudos, días o semanas después de aplicados) y otros son a largo plazo (meses o años después del tratamiento). El médico tratante  explicará con mayor detalle estos efectos y cómo evitarlos o disminuir la posibilidad de que ocurran.

 

  1. Cirugía: Los efectos secundarios de una cirugía de riñón son variables y no siempre ocurren. Los más frecuentes son dolor, infección de la herida operatoria o sangramiento por la orina.

2. Quimioterapia: puede producir fatiga, náuseas y vómitos, dolor abdominal, entre otros. En general son efectos transitorios y que pueden ser prevenidos con medicamentos durante los ciclos o con medicamentos en los días posteriores.

El cáncer renal no es una enfermedad cubierta por el GES. 

En el caso de estar afiliado a FONASA, el paciente será derivado al centro de salud que le corresponde según su domicilio, donde se realizará el diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento. 

Gracias a la última actualización de copago 0, de aquello que sí cubre el GES ahora tendrán cobertura en el 100% de sus costos en todas sus atenciones en el sistema público de salud: AUGE/GES, urgencias que requieren hospitalización, medicamentos, prótesis, tratamientos odontológicos y de salud mental, programas especiales (cirugía bariátrica, fertilización in vitro), entre otros. Con esta medida, las personas ya no tendrán que pagar copago del 10% (en el caso del tramo C), ni del 20% (en el caso del tramo D) de las prestaciones recibidas.  Al igual que los tramos A y B, las atenciones serán gratuitas en consultorios, hospitales, entre otros.

  • Si eres Fonasa tramo A , B, C o D: tendrás copago 0 por las atenciones recibidas. Es decir, cobertura del 100 % de los costos en aquello que está incluido en la canasta GES.

En el caso de ser un paciente Isapre, esta institución definirá el prestador al que el paciente será derivado para recibir las prestaciones de diagnóstico, etapificación, tratamiento y seguimiento.  El paciente tiene derecho a financiarlas a través de su plan de salud o por el CAEC (seguro catastrófico), el que debe ser activado por el paciente. Ir a tipos de coberturas  

Terminar el tratamiento es un motivo de alegría y descanso. Lo que viene son controles de seguimiento con el médico tratante, donde se evalúa el estado general del paciente, efectos de los tratamientos y se buscan signos de recaída de la enfermedad.

En el caso del cáncer de riñón, este seguimiento dura 5 años, aunque los primeros años serán más seguidos y ya luego una vez al año.