Nicolás

Esta es la historia de Nicolás que nos llena el alma porque fue a uno de los primeros niños que ayudamos con una segunda opinión médica para su tratamiento de quimioterapia🙏 “El tener una segunda opinión fue una
Esta es la historia de Nicolás que nos llena el alma porque fue a uno de los primeros niños que ayudamos con una segunda opinión médica para su tratamiento de quimioterapia🙏 “El tener una segunda opinión fue una

 

Esta es la historia de Nicolás que nos llena el alma porque fue a uno de los primeros niños que ayudamos con una segunda opinión médica para su tratamiento de quimioterapia🙏

“El tener una segunda opinión fue una tranquilidad inmensa. Que te digan que vas por buen camino es un alivio que todo padre con un hijo con cáncer debiera tener. Te da esperanzas y fuerzas para lo que viene. Y entonces, vuelves a respirar”, nos cuenta su papá, Cristóbal☺️

👇🏼Acá su historia:

Fue un dolor en la pierna el que encendió las alarmas. Nicolás, de 11 años en ese entonces, jamás se quejaba por algo. Si se pegaba, solía aguantarse. Por eso a sus papás, Cristóbal y María José, les llamó tanto la atención. Lo llevaron a urgencias y el radiólogo lo vio de inmediato: Nicolás tenía un tumor óseo que, posteriormente, se determinaría como un Sarcoma de Ewing en el peroné.

“Este cáncer es muy agresivo, demasiado. Hay que actuar rápido”, era la frase que les golpeaba la cabeza una y otra vez a Cristóbal y María José. No lo podían creer.

El caso de Nicolás llegó hasta nuestras manos como Fundación Care. Apenas nos enteramos, llamamos a la familia para ofrecerles contacto con el Hospital St. Jude de Estados Unidos, quienes les podrían entregar una segunda opinión médica. St. Jude corroboró que el tratamiento sí era el correcto, pero aconsejó aumentar la frecuencia: quimioterapia cada dos semanas, en vez de tres. La familia aceptó.

El camino fue difícil, pero Nicolás toleró tan bien el tratamiento que incluso lo aceleraron. Fueron 14 sesiones de quimioterapia en casi 8 meses, en vez de un año. Nicolás se propuso salir adelante y con la meta de no atrasarse en el colegio. Como había pandemia, podía conectarse a las clases desde el centro donde recibía las quimioterapia. Si se sentía mal, apagaba la cámara, vomitaba y volvía a clases. Y así fue. El tratamiento fue tan exitoso que hoy Nicolás incluso retomó sus entrenamientos de rugby.

Recuerda que también te podemos ayudar a ti. Si tienes cáncer o sospecha de cáncer y necesitas que alguien te oriente, escríbenos a contacto@fundacioncare.cl ¡Estamos juntos en esto!📩